Las formas más comunes de baterías, como las de plomo-ácido y níquel-cadmio, son tradicionales debido a su antigüedad. Estas baterías tienen una construcción relativamente simple, lo que limita sus capacidades de monitoreo. Por otro lado, las baterías inteligentes están equipadas con sistemas avanzados de gestión de baterías (BMS). Estos BMS tienen la capacidad de monitorear el voltaje, la corriente, la temperatura y el estado de carga. Las baterías inteligentes también son capaces de comunicarse con diversos dispositivos, notificándoles sobre su estado y capacidad restante. En comparación con las baterías tradicionales, las baterías inteligentes superan en el ciclo de carga/descarga y protección contra cortocircuitos, lo que mejora su rendimiento general y vida útil.